jueves, 31 de marzo de 2016

Capítulo 14 - Rebuque Infernal

La tripulación ya estaba ansiosa de volver al mar, pero no podían irse sin antes terminar resolver el problema de Jamies.

Si la rutina del oficial funcionó una vez, ¿por qué no funcionaría de vuelta?

El oficial Naimbroth entró en otra taberna en busca de algún elfo que pudiera servir, y encontró uno que conversando tranquilamente con una mujer humana. Se acercó a su mesa decididamente, siguiendo la rutina anterior.

—¿Sí? —preguntó el elfo algo irritado.

—Ha habido un robo y ustedes han sido señalados como testigos —coreó el oficial Naimbroth.

Esta vez, sin embargo, el elfo no parecía comprar la historia.

—¿Mientras estábamos aquí sentados? —preguntó el elfo— ¿Cuál es tu nombre?

Naimbroth no tenía paciencia para este tipo de problemas.

—Tenes dos opciones —dijo— o venis conmigo, o te arresto aquí y ahora.

Algo en su tono de voz le dio a entender al elfo que no había alternativa, pues se levantó y tomó su abrigo de la silla.

—Más te vale que no me estés haciendo perder el tiempo —dijo dirigiéndose a Naimbroth— Vamos.

Caminaron unas cuadras en dirección a la comisaría más cercana, y a mitad de camino Naimbroth les indicó uno de los callejones laterales.
El elfo, que ya estaba sospechando mucho de la situación, se detuvo y con una mano detuvo a la chica que lo acompañaba.

—¿A dónde nos llevas?

—A la escena del crimen —mintió. O no del todo.

Cualquier duda que tenía el elfo estaba ahora confirmada. Ambos echaron a correr a toda velocidad en dirección a la comisaría, que estaba a unas cinco cuadras de distancia.

Naimbroth echó a correr detrás de ellos gritando —¡Deténganlos! —pero nadie parecía querer entrometerse. Jinei y Reggae Shark vieron lo que sucedía y comenzaron a perseguirlos a toda velocidad.

Las personas en la calle se paraban a mirar y ver la persecución, pero no llegaba a ser una multitud y era difícil que elfo pudiera perderlos. El problema es que a medida que corrían algunas personas comenzaron a seguirlos.
Corrieron tres cuadras antes que la mujer comenzara a cansarse, y el elfo vio que no llegarían a la comisaría.

El elfo se detuvo, desenvainó su estoque y se preparó para defenderse al mismo tiempo que Jinei y Reggae Shark los alcanzaron. Reggae Shark se mantuvo a una distancia prudente, pero Jinei fue por la mujer y la tacleó, tirándola al piso.

A esta altura ya habían unas veinte o treinta personas mirando, pero era tarde para echarse para atrás.
Naimbroth se acercó al elfo con intención de arrestarlo, pero este le dio un pinchazo en el estómago con el estoque.
Una furia infernal comenzó a hervir dentro de Naimbroth, y decidió que el elfo había vivido ya suficiente.

—Cometiste un error —declaró, señalándolo con el dedo índice.

El elfo se prendió fuego espontáneamente y cayó al piso chillando de dolor. Cualquier intento de resistirse fue en vano, pues las llamas le quemaban el alma y eran simplemente demasiado para él.
Las llamas duraron apenas un momento, pero para cuando terminaron el elfo era un cadáver carbonizado, consumido completamente por la llamarada infernal.

De la multitud que observaba la mayoría soltó gritos de horror, salieron corriendo o se quedaron petrificados, pero unos pocos entendieron con claridad lo que estaba sucediendo.

No era un oficial, sino un agente del infierno que debía ser detenido.

Simultáneamente le tiraron varios hechizos de de parálisis a Naimbroth. El poder combinado de estos hechizos fue demasiado, y Naimbroth quedó congelado en el lugar como una estatua.
Jinei y Reggae Shark también fueron objetivo de estos hechizos, pero solo Reggae Shark logró resistirlos.

A dos cuadras de distancia se veía una patrulla de guardias salir de la comisaría y correr hacia ellos a toda velocidad. Era cuestión de tiempo hasta que todos fueran arrestados.

Reggae Shark no estaba para perder el tiempo. Se transformó en gato y desapareció entre la multitud sin dejar rastro.

Jinei logró sobreponer su voluntad frente al hechizo y recuperó la mobilidad. Levantó las manos mostrando que estaba tranquilo y que no tenía intenciones hostiles.

—¡Solo estaba ayudando a un oficial de la guardia! —mintió. Era una mentira bastante pobre, pero en la confusión le creyeron y lo dejaron ir.

Naimbroth, sin embargo, estaba siendo paralizado por tres magos experimentados a la vez. No había forma de escapar.

Mientras Jinei se alejaba a toda velocidad sin mirar atrás, Reggae Shark se subió a un techo a observar lo que sucedía.
Vio como llegaba la patrulla de guardias y arrestaban a Naimbroth. Le pusieron un collar anti magia, lo esposaron, y recién ahí lo liberaron de los hechizos de parálisis. Esposado y con el collar que le impedía utilizar su magia se lo llevaron a la comisaría.

Este acto de rebeldía, que fue gobernado por la naturaleza caótica que dominaba al grupo, dio nombre al barco y se convirtió en el símbolo de su poder: no importa dónde estés ni cuán protegido te sientas, nadie está a salvo de las llamas del Rebuque Infernal.

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