jueves, 10 de marzo de 2016

Capítulo 6 - La torre del mago

Entrar en la zona universitaria fue fácil, pero la torre de Hotis estaba en una zona bastante transitada y era difícil acercarse sin levantar sospechas. Por varios días estudiaron los horarios de Hotis, de su esposa o novia o asistente, quien sea que fuere, y de los guardias que patrullaban la zona.
Estaba difícil.

Baxter los puso en contacto con un estudiante que se ofreció a ayudarlos. Con sus conocidos de la Universidad organizaron una fiesta y la promovieron durante 3 días, repartiendo papeles de invitación y contandole a la gente que se cruzaban por la calle, todo con tal de lograr que Hotis saliera de su casa, pero incluso no dio resultado.

Por otro lado, la mayor parte de la gente estaba en la fiesta, entonces quizás podrían entrar sin ser detectados. Era hora de hacer lo que sabían hacer mejor.

La puerta de madera crujió al ser derribada de una patada, y crujió nuevamente cuando la tripulación pasó sobre ella para entrar en la torre.

Una enorme estatua con vida los recibió. Medía casi 3 metros y sus puños eran del tamaño de sandías. Sandías de piedra. Al parecer Hotis estaba preparado para incursiones en su hogar.

La bestia intentó pisar a Jinei y luego a Igor mientras intentaba agarrar a alguien, pero sus movimientos eran lentos y fáciles de predecir. Aún así cuando lograba acertar un manotazo enviaba a alguien volando por los aires. Encima era durísima y no sentía ningún tipo de dolor, por lo que dio pelea al 100% hasta que fue desensamblada a golpes.

A la derecha de la puerta de entrada se encontraba la escalera que subía al siguiente nivel circulando al rededor de la torre, una escalera angosta que dejaba bastante vulnerable a quien quisiera atravesarla.

El segundo piso contenía una pequeña biblioteca, sillones, y una meza con un ajedrez. En el centro de la habitación estaba de pie -más bien estaba levitando- una especie de fantasma o entidad mágica.

—Bienvenido nuevamente, maestro Hotis.

El grupo observó estupefacto al espíritu sin poder comprender qué quería decir.

—Hola —se aventuró Jamies — vamos hacia arriba.

—Por supuesto. Pero primero una partida de ajedrez, para verificar que es usted realmente.

En esta manga de brutos, nadie sabía jugar ni al roba montón. Excepto Jamies , quien habiendo estudiado en la universidad estaba familiarizado con el juego.

El espíritu colocó las piezas en orden y se sentó de un lado, Jamies del otro. Poco a poco las fichas iban desapareciendo del mapa, hasta que el espíritu cometió un error fatal del cual Jamies supo aprovecharse, y consiguió la victoria. El espíritu aceptó su derrota y los dejó continuar hacia el siguiente nivel.

Mientras subían podían escuchar los ruidos de Hotis gritándole a la mujer que vivía con él, que empacara y se apurara y demás. Al llegar al tercer nivel la vieron frente a un pequeño laboratorio de alquimia, lleno de frascos, tubos de ensayo, e incluso partes de animales muertos. Se giró hacia el grupo y quedó paralizada con una poción en cada mano, incapaz de reaccionar.

Igor dio un paso hacia adelante y la mujer salió corriendo como loca hacia la escalera para subir. Decidieron ignorar el pequeño laboratorio y perseguirla.

En el cuarto piso solo encontraron una gran armadura decorativa en el centro de la habitación.

—Por qué quieren matar a Hotis? —dijo una voz masculina.

La voz resonó en las paredes. Evidentemente provenía de esta habitación, aunque no había nadie.

—Muéstrate, cobarde! —gritó Jinei, que ya empezaba a recorrer la habitación con la esperanza de chocarse contra el mago. En vez de darse contra el mago, se dio contra una bola de fuego que le explotó en medio del pecho. El estallido envió a todos volando hacia atrás, dándole tiempo a la armadura a cobrar vida y avanzar sobre Igor, quien se encontraba más cerca.

—A la mierda —alcanzó a decir alguien.

No estaban preparados para luchar contra un enemigo invisible, y nadie sabía qué hacer.
La armadura levantó un puño metálico enorme e intentó golpear a Igor, pero este esquivó hacia el costado al mismo tiempo que revoleaba su mayal y la golpeaba en la pierna. La armadura apenas sintió el impacto y continuó atacando implacable.

Reggae Shark saltó a la defensa, en forma de un enorme oso polar, y detrás de él Naimbroth, invocando los poderes del mismo infierno, disparando misiles sobrenaturales sobre la armadura.

Jamies y Jinei decidieron intentar dar con el mago.
Jamies lanzó una bola de fuego hacia el lado opuesto de la habitación. El estallido sacudió la torre entera, enviando pedazos de pared y techo volando en todas direcciones, pero era difícil saber si el mago sufrió el impacto, pues seguía invisible.
Jinei comenzó a revolear su espadón por todas partes, con movimientos erráticos y poco predecibles, intentando dar con el mago accidentalmente, pero no tuvo suerte.

Si bien el mago tenía la ventaja por ahora, sabía no le duraría mucho y necesitaba terminar este combate rápido.
Una tormenta de hielo se apoderó de la habitación, congelando la sangre de todos y formando una fina capa de hielo en el piso, que dificultaba el movimiento. Los trozos de pared que habían por el piso comenzaron a moverse con el viento, formando un pequeño tornado de hielo y roca y llevándose todo a su paso. Un bloque de hielo del tamaño de un puño le dio en la cabeza a Igor, enviándolo inconsciente al piso.

El asalto a la torre no iba bien.

Naimbroth y Reggae Shark continuaron luchando con furia contra la armadura, asestándole golpes y hechizos por todos lados y poco a poco abollando sus uniones y entorpeciendo sus movimientos, pero la armadura continuaba en pie.
Jaimies y Jinei continuaron barriendo la habitación con espadazos al aire y hechizos de área, y cada vez que el mago realizaba algún hechizo intentaban dirigir sus ataques a la zona de su origen, pero sin suerte.

Poco a poco los ataques del mago se volvían más débiles, dejando en evidencia que se estaba cansando. Aún había esperanza.

La armadura no estaba pudiendo contra Reggae Shark en forma de oso, por lo que se abalanzó sobre Naimbroth, quien ya estaba herido. No esperaba ser atacado, por lo que el impacto le dio en medio del pecho, tirándolo de espaldas en el piso y dejándolo sin aire. Su vista se nubló y sus ojos se cerraron, dejando escapar lo poco que le quedaba de aire en los pulmones. Estaba fuera de combate.

Reggae Shark vio como su compañero caía, haciéndolo entrar en un frenesí de furia poco común en él. Se abalanzó sobre la armadura con todo su cuerpo, tumbándola al piso y tirándose encima de ella. Con los dientes le abrió un agujero en el pecho de la armadura, y con sus garras abrió este agujero hasta revelar el vacío que se encontraba en el interior. La armadura se retorció y quedó inerte, tan solo una pila de metal doblado y destruido.

Los que quedaban en pie en el grupo estaban agotados, heridos, y con la moral baja. Igor y Naimbroth aún estaban con vida, pero eso no se mantendría si no salían de ahí pronto.

—¡Tregua! —gritó el mago en ese preciso momento. —Si me dejan ir, les daré todo lo que tengo. Es mucho más de lo que sea que les estén pagando, ¡lo aseguro!

—¡Aceptamos! —se apresuró a responder Jamies , quien sabía que el mago al que se enfrentaban era más poderoso que él.

—Vengan mañana por la mañana, tendré todo pronto y luego me iré.

Pasaron varios segundos de silencio en los que nadie sabía cómo proceder. Jamies tomó la iniciativa de acercarse a Naimbroth y comenzar arrastrarlo hacia la escalera. Los demás siguieron su ejemplo, y a rastras se llevaron a los demás de la torre.

No fue una victoria. No fue una derrota. Francamente, nadie sabía qué carajos había sido todo eso. Pero un acuerdo se hizo silenciosamente, una idea que se transmitió con tan solo mirarse los unos a los otros. Hotis tenía fecha de expiración.

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