miércoles, 16 de marzo de 2016

Capítulo 8 - Depósitos explosivos

Encontrarlo fue fácil. El problema era llegar hasta él, ya que moverse por la ciudad es bastante más difícil cuando uno es buscado por matar seis guardias y un oficial frente a testigos.

En uno de los tantos callejones de la zona portuaria se encontraba el depósito donde se escondía Hotis, depósito que pertenecía a la compañía pesquera dueña del barco en el cual se fugaría en la noche. Sabían que había contratado un grupo de mercenarios, por lo que sabían que la zona estaba bajo vigilancia. Si veían a cualquiera de la tripulación se daría a la fuga y sería difícil volver a encontrarlo.

La fortuna estaba con el grupo, pues el Rebuque Infernal tenía un nuevo tripulante: Hegrael, un viejo amigo de Chen-Kuo, quien en conjunto con Reggae Shark en forma de gato pudieron explorar la zona y identificar al objetivo por una de las ventanas. También pudieron identificar a los dos arqueros que merodeaban los techos con un ojo en ese callejón.

Volvieron con el grupo y planificaron una emboscada. Mientras uno generaba una distracción que los hiciera bajar al depósito a informar lo sucedido, los demás estarían esperando ese momento debajo de uno de los techos para liquidarlos. Una vez hubieran hecho esto entrarían en el depósito y matarían a todas las personas que encontraran adentro. Sólido.

El primer problema se dio cuando los vieron tratando de esconderse bajo el techo. Las flechas comenzaron a llover del cielo mientras intentaban treparse o lanzaban hechizos. Eventualmente lograron salir victoriosos, pero cualquier intento de sigilo ya se había perdido.

Dadas las circunstancias, Jinei se paró frente a la puerta y la derribó de una patada.
Es una lástima que no tuvieran ningún tipo de ladrón o infiltrador en el grupo, pues hubieran podido detectar el cable que conectaba la puerta con un barril de pólvora.
El barril estalló, destruyendo la puerta y varias cajas cercanas, y enviando a Jinei volando por los aires.

Esto era ahora un desafío.

Lentamente entraron en la habitación, buscando trampas y cualquier señal de vida, pero solo se encontraron con una pared de cajas enorme en frente suyo, y un estrecho espacio para pasar por la derecha hacia el fondo del depósito. No se veía a nadie, pero sería correcto asumir que ya sabían que alguien había entrado.

Cautelosamente se acercaron al final del muro de cajas y asomaron la cabeza. El muro continuaba unos cuantos metros hacia la profundidad, con 2 barriles de pólvora al final cubriendo ambos lados del pasillo. Hegrael decidió trepar por las cajas mientras todos los demás echaron a correr hacia el fondo a toda velocidad.

Apenas asomaron la cabeza, una vola de fuego hizo estallar todo a la mierda. Igor, Jinei, Reggae Shark y sus osos mágicos todos salieron volando hacia atrás. Los osos murieron y eso dejó a los demás expuestos, además de poner a Reggae Shark de muy mal humor.

Pero no había sido suficiente, pues el líder de los mercenarios era más que un simple arquero. Cargó 3 flechas y las disparó con algún tipo de magia arcana. El golpe no fue la perforación de una flecha sino más bien como si una bola de cañón les hubiera dado en el pecho, dejándolos aturdidos y desorientados.
Jamies y Naimbroth estaban ya al alcance y comenzaron a liberar todo su poder destructivo sobre los oponentes, nivelando la balanza.

Si bien estaba invisible nuevamente, al ser un lugar cerrado y pequeño fue fácil dar con el mago. Jamies disparó una bola de fuego contra unas cajas en el fondo, haciendo que se desmoronaran. El mago estaba cerca y recibió el impacto, perdiendo la concentración en su hechizo de invisibilidad y cayendo al piso. Era gordo, viejo y pelado. Una cosa decepcionante.

Fue ahí que Hegrael salió de su escondite, cayendo con toda su furia ninja sobre Hotis. Apenas tres rápidos golpes en el pecho fueron suficientes, golpes que hubieran destruido una pared de concreto y claramente fueron suficientes para destruir enteramente la caja torácica del mago.

Ahora solo quedaba el mercenario líder y uno de sus minions.

—¡Nos rendimos! —se apresuró a decir el líder.

—De rodillas, y tiren todas sus armas hacia aquí —dijo el capitán, tomando el control de la situación.

—Lucharon bien, así que tienen dos opciones. O trabajan para nosotros, o pierden la cabeza —ofreció el capitán, a quien le gustaba desafiar la creencia popular de que este era un grupo de piratas sanguinarios

Los mercenarios se miraron por un momento indecisos.

—¿Qué implicaría trabajar para ustedes? —preguntó el otro mercenario, con un tono más de curiosidad que de miedo.

—Navegar por los mares y hacerse con el mundo —dijo el capitán, con vítores y entusiasmo del resto de la tripulación.

—Pero ... yo tengo familia ... no puedo dejarla—dijo el líder mercenario —quizás si....

Antes de que pudiera continuar fue decapitado por Jinei, imposibilitando la continuación de su súplica.

—Qué cagada viejo —dijo el capitán— ¿Y vos?

—Yo no tengo familia... —respondió el otro rápidamente.

—No te veo muy entusiasmado ...

—¡Así que me encantaría! Mi nombre es Dermot, a su servicio.

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